Por: Uzma Saeed

El lado oscuro del consumo excesivo: posesiones no utilizadas y el sueño americano

Durante la última temporada navideña, al pasar por la casa de mi vecino, no pude evitar notar su auto estacionado afuera del garaje, lo que me llevó a reflexionar sobre el epítome del sueño americano. Si observa de cerca, probablemente encontrará que muchos de sus vecinos adoptan la misma práctica. Quizás tú también lo estés haciendo. Una de las razones subyacentes detrás de esta tendencia es la acumulación de elementos a lo largo del tiempo, convirtiendo nuestros hogares en espacios de almacenamiento para cosas que quizás nunca usemos.

Nuestra sociedad ha abrazado el consumismo, convirtiéndolo en el pináculo de nuestras prioridades, y esto es evidente en nuestros niveles de consumo líderes en el mundo. Además, prevalece la avaricia corporativa. Nos bombardean incesantemente con imágenes cautivadoras de productos, que nos seducen con sus colores vibrantes, características novedosas, sabores irresistibles y más. Las corporaciones gigantes manipulan hábilmente la psicología pública mediante descuentos y tácticas de ventas. Además, las ocasiones especiales, las temporadas navideñas y los eventos están diseñados específicamente para alimentar la necesidad de seguir comprando, animándonos incesantemente a adquirir más y más.

El impacto de la comercialización: los vínculos familiares y la búsqueda de riqueza material

Considera esto… Las fiestas navideñas, el Día de la Madre, el Día del Padre y otras ocasiones similares están muy comercializadas, atrayendo a las masas con ventas que aprovechan su deseo de autogratificación. Pero aquí está la pregunta: ¿estas actividades comerciales realmente mejoran nuestras relaciones o los vínculos familiares se han ido deteriorando con cada década que pasa?

La demarcación entre necesidades y deseos se ha vuelto tan confusa que la persona promedio experimenta una sensación de privación cuando sus deseos no se satisfacen. Las redes sociales no han hecho más que intensificar este fenómeno. Ahora, la gente no sólo se compara con sus vecinos; están compitiendo a escala global. La riqueza material se adquiere en pos de ese ansiado efecto “sorpresa” y la acumulación de “me gusta”.

El alto precio del materialismo: efectos adversos sobre el medio ambiente y el bienestar

Estos niveles de consumo no sólo suponen una carga inmensa para los recursos sino que también tienen efectos adversos sobre el medio ambiente. En comparación con otros países, el estadounidense promedio lleva un estilo de vida notablemente lujoso. En su libro “El alto precio del materialismo”, el psicólogo Tim Kasser ofrece una perspectiva que invita a la reflexión. Afirma que a medida que los individuos adoptan valores materialistas, su felicidad general y su satisfacción con la vida disminuyen, mientras que los sentimientos de depresión y ansiedad aumentan. Además, Kasser sugiere que los individuos materialistas son más propensos a exhibir un comportamiento egoísta y a maltratar o manipular a los demás.

Desmentir el consumismo: la verdad detrás de la felicidad y las relaciones

Curiosamente, esto contradice los mensajes que bombardean constantemente a las masas. Amplias campañas publicitarias hacen todo lo posible para convencer a las personas de que adquirir determinados productos les traerá felicidad y alegría. A veces, incluso dan a entender que comprar artículos específicos mejorará sus relaciones, haciéndolas más significativas y armoniosas. Sin embargo, la verdad parece ser todo lo contrario. En la sociedad contemporánea, las consecuencias del consumismo descontrolado son evidentes en múltiples frentes. Somos testigos de crisis que van desde usureros, colapso físico y mental hasta la degradación ambiental, todo ello derivado de comportamientos desenfrenados de individuos que sucumben a impulsos y tentaciones. Se ha convertido en un estilo de vida que se asemeja a la adicción, donde se requiere la adquisición constante de nuevos productos y servicios para lograr una fugaz sensación de satisfacción.

Revelando patrones de consumo: individualismo e impacto en la población

La persona promedio en el mundo desarrollado a menudo cree que no está gastando excesivamente, pero la realidad es que puede no ser consciente del alcance de su consumo. Un factor que contribuye es la naturaleza individualista de nuestras vidas. En cambio, los hogares con más miembros tienden a consumir menos, ya que los recursos se comparten entre el grupo más grande. Si bien las empresas estadounidenses pueden propagar la noción de que la superpoblación es la causa de la degradación ambiental, los niveles de consumo en los países más poblados son en realidad más bajos que los de Estados Unidos.

Enseñanzas islámicas sobre el consumismo: derechos, despilfarro y moderación

El consumismo también ha dado lugar a un sistema de explotación, en el que las grandes corporaciones buscan en naciones empobrecidas mano de obra barata y venden los bienes resultantes a precios exorbitantes, asegurándose así ganancias sustanciales. En el Islam hay un profundo énfasis en los derechos de todas las entidades del planeta, junto con una orientación contra el despilfarro. Las enseñanzas alientan a las personas a lograr un equilibrio entre ser tacaños y despilfarradores, manejando sus asuntos de manera moderada. Se considera que gastar imprudentemente está influenciado por las acciones del diablo.

El Corán aborda esta cuestión afirmando: “Y concede al pariente su derecho, y[also] a los pobres y a los viajeros, y no derrochéis. En verdad, los despilfarradores son hermanos de los demonios, y Satanás siempre ha sido un ingrato con su Señor” (Corán 17:26-27). Estos versículos resaltan la importancia de cumplir con las obligaciones para con la familia, ayudar a los necesitados y evitar gastos extravagantes y despilfarradores. El acto de despilfarro se compara con estar alineado con el diablo, mientras que la ingratitud hacia Dios se atribuye a Satanás.

Equilibrando deseos y derechos: perspectiva islámica sobre las posesiones materiales

Cuando examinamos nuestra inclinación a comprar posesiones materiales a través de la lente del Islam, nos vienen a la mente dos aspectos clave. En primer lugar, está la búsqueda de los deseos. A menudo, nos esforzamos apresuradamente por cumplir nuestros deseos sin considerar las posibles consecuencias negativas. El Islam condena este comportamiento y promueve la moderación y la gratificación retrasada, animando a las personas a ejercer un buen juicio al satisfacer sus necesidades. En segundo lugar, el Islam enfatiza la importancia de reconocer los derechos de quienes nos rodean. Aboga por una forma de vida que equilibre el bien colectivo por encima de las búsquedas individualistas y egoístas. Nuestros familiares, los necesitados, los indigentes y la humanidad en su conjunto tienen parte en lo que poseemos y, por tanto, la caridad es un pilar del Islam.

El Islam imagina una sociedad construida sobre principios de bienestar y rechaza la explotación. Es fundamental reconocer que cuanto más nos centramos únicamente en nosotros mismos y en nuestros deseos, más descontentos nos volvemos. La verdadera paz y satisfacción se encuentran al cultivar un sentido de satisfacción. Cuando se combina con un propósito significativo, conduce a una vida profundamente gratificante y plena. El Corán dice: “Y[they are] aquellos que, cuando gastan, no lo hacen en exceso ni en moderación, sino que, entre ambas cosas, son justamente moderados” (Corán 25:67). Este versículo subraya la importancia de mantener un enfoque equilibrado en materia de gasto y generosidad.

Escapar del materialismo: encontrar la verdadera felicidad a través de la moderación y el propósito

Ya es hora de que reformulemos nuestra forma de pensar y reconozcamos que nuestra mentalidad orientada al consumo no sólo daña nuestro propio bienestar sino que también tiene consecuencias negativas para los demás. El materialismo no puede traer felicidad duradera, y la búsqueda incesante de riqueza a través de la competencia agota la alegría de la vida. En línea con esto, Tony Robbins, un renombrado entrenador de vida que ha trabajado con presidentes, atletas y multimillonarios, observó que entre las personas ricas y exitosas que encontró, aquellos que experimentaron la verdadera felicidad eran los que tenían un sentido de objetivo y un enfoque en retribuir a los demás. En resumen, el Islam nos enseña el valor de la moderación, la satisfacción y una vida impulsada por un propósito . Al adoptar estos principios, podemos liberarnos de las trampas del materialismo y encontrar una realización genuina al mismo tiempo que impactamos positivamente las vidas de los demás.

 

Got Questions?

We have Answers. Get in touch now.